Mesa Temática No. 10

NARRATIVIDAD Y HERMENÉUTICA EN LA BIOÉTICA Y LAS HUMANIDADES MÉDICAS (6-1/2 JORNADA)
Noelia Bueno Gómez (Universidad de Oviedo)
Asunción Herrera Guevara (Universidad de Oviedo)
Recepción de propuestas: buenonoelia@uniovi.es
1. Presentación de la mesa: La necesaria colaboración entre las humanidades y las ciencias biomédicas. Noelia Bueno Gómez
Tanto en el ámbito de la bioética como en el del campo, más amplio, de las humanidades médicas, se ha producido (al igual que en otras áreas de las humanidades y las ciencias sociales) un giro narrativo-hermenéutico, a propósito del cual se ha empezado a conceder mayor importancia a la dimensión narrativa de la identidad humana (la relevancia de las historias de vida) y el carácter cultural y socialmente situado de las acciones, a las que se atribuye un significado abierto a la interpretación. De este modo, se han ampliado los planteamientos bioéticos iniciales, basados en principios, y se ha procurado abordar las cuestiones propias de esta área de conocimiento desde un punto de vista más amplio y variado. De igual modo, las humanidades médicas se valen de métodos y presupuestos comunes a la narratividad y la hermenéutica, en su abordaje de cuestiones relativas a la filosofía y la historia de la medicina, y el análisis del tratamiento de temas relativos a la enfermedad, el nacimiento, la muerte, el sufrimiento o el dolor en la literatura, el cine y otras expresiones artísticas.
Estos son los temas que nos proponemos abordar en esta mesa redonda, para la que solicitamos contribuciones. Éstas pueden incluir tanto reflexiones teóricas acerca del impacto de la narratividad y la hermenéutica en bioética y en las humanidades médicas como casos de aplicación de estas metodologías o enfoques a diferentes cuestiones propias de estas áreas. Por ejemplo: comparativa crítica entre la bioética de principios y la bioética hermenéutica; la relevancia de la historia de la medicina para la bioética; las humanidades médicas en España; la relación médico-paciente como relación hermenéutica; el papel del significado en la gestión personal y sociocultural de la enfermedad y el dolor; cuestiones bioéticas, arte y crítica social; dimensiones culturales y sociales de las enfermedades; bioética feminista; bioética y biopolítica; narratividad y hermenéutica en los dilemas éticos planteados por el trasplante de órganos, los efectos placebo y nocebo, los cuidados paliativos, la atención a la tercera edad, la atención a la maternidad y la infancia, los ensayos clínicos con humanos y no-humanos, la medicina preventiva, la salud pública, las enfermedades crónicas, el tratamiento de los datos clínicos, las técnicas de reproducción asistida, la investigación con células madre, etc.
2. Comunicación: La bioética narrativa como clave de la educación en humanidades médicas. Lydia Feito Grande (Profesora de Bioética y Humanidades Médicas. Facultad de Medicina, Universidad Complutense de Madrid) y Tomás Domingo Moratalla (Profesor de Filosofía Moral. Facultad de Filosofía, Universidad Complutense de Madrid).
Las humanidades médicas constituyen un elemento clave en la formación de los profesionales médicos, en tanto que atienden a una perspectiva global en la que se toma en consideración al paciente, su entorno, su contexto socio-cultural, etc. Elementos todos ellos que atañen a la dimensión más humana de esta tarea que no es sólo ciencia, sino también arte. Donde se pone de manifiesto el lado más vulnerable de las personas y donde es imprescindible ser, además de un buen técnico, alguien con competencia narrativa, esto es, comprender la situación de sufrimiento, saber comunicar y entender el encuentro clínico como un espacio de diálogo donde se pone en juego la misma biografía del ser humano doliente.
Por todo ello, pensamos que la clave para una educación humanística y humana del médico es la bioética narrativa. Hemos definido la bioética narrativa (Bioética Narrativa. Escolar y Mayo, 2013) como configuradora de valores. La bioética narrativa aporta herramientas pero, sobre todo, contribuye a formar actitudes, a construir relatos de sentido que dan legitimidad a las acciones médicas.
Por eso la bioética narrativa es una clave para la educación, ya que dota de instrumentos para la toma de decisiones, no sólo desde los procedimientos o las teorías, sino principalmente cambiando la manera de mirar los problemas, generando perspectivas más amplias y conscientes de la pluralidad de interpretaciones. Esto supone un enriquecimiento en la formación que no sólo es aplicable a la medicina, sino a otros ámbitos educativos.

3. Comunicación: Narratividad, identidad y autenticidad. Marcos Alonso Fernández (Universidad Autónoma de Madrid, marcs.alonso@gmail.com)
En esta comunicación se argumentará que la capacidad narrativa humana es una capacidad evolutivamente desarrollada, cuya principal función fue mejorar la memoria humana, y a través de este potenciamiento de la memoria, mejorar asimismo la capacidad de cooperación humana a través de la identificación individual y grupal. La narratividad contribuye de manera decisiva a recordar (y podría decirse, a crear) los rasgos personales de los miembros de una comunidad, favoreciendo la predictibilidad de sus respectivas acciones, lo que a su vez aumenta drásticamente la capacidad de coordinación y cooperación exitosa entre distintos humanos2. Si sé quién es José, puedo esperar, con alta probabilidad de acertar, ciertos comportamientos por su parte (y puedo también evitar esperar otros comportamientos pocos probables en él), todo lo cual me ayuda a modular mi propia conducta respecto de él y co-operar con él exitosamente. Desde esta perspectiva, la narratividad aparece como un factor decisivo en la conformación de la vida humana, especialmente en todo lo relativo a la infraestructura moral del ser humano. De este modo, la narratividad humana sería un problema bio-ético de primer orden.
Esta reconsideración de la narratividad también puede ayudarnos con otro problema. El recurrente debate sobre la identidad humana suele dirimirse entre dos posturas contrapuestas: la de los defensores de la identidad humana como identidad biológica (para quienes la identidad humana consiste en ser animales humanos3), y la de los defensores de la identidad humana como identidad psicológica (para quienes la identidad humana es principalmente la continuidad y conexión entre estados mentales4). Desde nuestra postura, la narratividad no sería, como muchas veces se ha defendido, una nueva identidad -la identidad narrativa- sino como un puente entre la identidad biológica y psicológica. La clave sería la siguiente: la narratividad, una capacidad biológica desarrollada evolutivamente, posibilita la construcción de lo que llamamos “continuidad psicológica” mediante el contar y recontar las historias de nosotros mismos y nuestras comunidades5. Esta articulación entre la biología específicamente humana, narratividad e identidad psicológica servirá para clarificar muchas de las discusiones en torno al tema de la identidad humana.
Por último, toda esta reflexión sobre la narratividad y su base biológica nos servirá también para abordar otro gran foco de discusión ética y bioética: el problema de la autenticidad. La autenticidad suele pensarse en términos de “yo verdadero” o desde una relación muy fuerte entre un yo y un determinado proyecto de vida. Apoyándonos en el concepto de narratividad que antes hemos mencionado, argumentaremos que esta concepción de autenticidad es demasiado exigente y realmente no se corresponde con el modo efectivo en que entendemos la autenticidad en nuestra vida diaria. Tras discutir algunas interpretaciones al respecto, desde las visiones más rígidas de la autenticidad a las más laxas, propondremos entender la autenticidad como la coherencia que toda narrativa, en virtud de su naturaleza teleológica, necesariamente tiene que tener. Mostraremos,
relacionando esta discusión con el punto inicial, que “ser auténtico” es principalmente una demanda externa proveniente del grupo que queda interiorizada y busca hacer que los individuos sean predecibles para promover la cooperación entre agentes.
Entender el rol de la narratividad en la vida humana, su función potenciadora de la memoria y la identidad, nos ayudará a entender numerosos problemas bioéticos, así como para plantear nuevas ideas y soluciones prácticas. En este sentido, dos campos de la bioética a los que haremos alusión y que podrían beneficiarse de estas reflexiones en torno a la narratividad son el ámbito asistencial y el terapéutico. Respecto del primero, veremos cómo tratamientos que incidan en trabajar la narrativa de los pacientes ha mejorado la recuperación en drogadictos, y podría ayudar a aminorar el impacto de distintas demencias, especialmente el Alzheimer. La interveción narrativa podría llevarse a otro nivel y aplicarse también en el tratamiento de diversos problemas, por ejemplo los casos de estrés post-traumático en exmilitares. Cambios en la narrativa -quizás complementados con técnicas de borrado o blunting de memoria- podrían ser enormemente beneficiosos para esta clase de pacientes. Y en términos más amplios, la comprensión del lugar y función de nuestras narrativas muy posiblemente ayudará a mejorar a plantear de una manera más completa y satisfactoria el aspecto clínico de la medicina.
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4. Comunicación: El discurso bio-médico sobre los cuerpos trans. Ivana Castañón Vázquez (Universidad de Oviedo)
Desde los años cincuenta los discursos bio-médicos han configurado la vivencia de las personas trans a través de la patologización y estandarización de sus corporalidades. La literatura médica ha generado discursos que son interiorizados por los pacientes, con graves repercusiones psicológicas y auto-identitarias. Debido a la patologización de todas aquellas corporalidades que no encajen dentro de la matriz binaria del sistema sexogénero, las personas trans han perdido la oportunidad de vivir sus propios cuerpos fuera de los estrechos márgenes establecidos por la biomedicina. Por ello, el tratamiento biomédico de los cuerpos trans ha sido criticado desde los activismos LGTBI por no respetar los principios de la bioética y atentar contra la salud psico-física de los pacientes. Debido a estos motivos, en nuestra comunicación planteamos una crítica al modelo biomédico ya obsoleto, presentando el enfoque psico-social como un método mucho más adecuado para el tratamiento de la diversidad corporal e identitaria. Si desplazamos el eje de atención sanitaria desde la intervención psiquiátrica y las operaciones quirúrgicas hacia nuevos tratamientos psicológico de acompañamiento, podremos dar una oportunidad de vida a aquellas personas que continúan sufriendo la rigidez del modelo médico actual. En nuestra comunicación también plantearemos qué líneas de actuación puede seguir un activismo trans en bioética para corregir las situaciones de injusticia actuales. En primer lugar, es necesario eliminar la carga patologizante de los diagnósticos clínicos y dar a los trabajadores sanitarios formación en valores feministas y LGTBI. En segundo lugar, ha de valorarse la integración de las personas trans en los grupos de trabajo médico, de forma que el conocimiento experto deje espacio a sus vivencias y 2 experiencias. Por último, no podemos olvidar que solo mediante la aplicación de reformas profundas podrá darse un cambio de paradigma más tolerante comprensivo. Es por este motivo que consideramos esencial una legislación LGTBI a nivel estatal acorde a los tiempos y las necesidades del colectivo.

5. Comunicación: Narrativas sobre suicidio en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. Más allá de la autogestión del sufrimiento. Marina Acero (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ciudad de Méjico)
En el marco de la investigación para la elaboración de una tesis de maestría en Antropología Social, -línea de investigación salud, población y medioambiente-, se llevó a cabo trabajo de campo en un grupo autogestionado de ayuda mutua para afectados por suicidio, fenómeno en aumento, tanto en la mencionada localidad como a nivel global; se dio seguimiento al grupo y sus integrantes de octubre de 2016 a diciembre de 2017. Se da por supuesta la necesidad de un abordaje de tipo hermenéutico-narrativo a tenor del tema a investigar: las narrativas son relatos situados que nos cuentan mucho acerca de nuestra condición lábil, de la afectación que implica vivir, de la propia estructura óntica.
Los resultados que arrojó el trabajo de campo, de los cuales nos parece pertinente hablar, son los siguientes:
· Al interior del grupo
No existe atención médica efectiva o de cualquier otra índole en este entorno que permita sobrellevar el sufrimiento que conlleva la convivencia con la pérdida de un familiar, amigo o conocido por suicidio, o bien con los propios intentos de suicidio o ideaciones. Estas personas no son reconocidas por la Ley General de Salud como víctimas, por lo que no se les contempla como sujetos con la necesidad de una atención, ni siquiera en el intento de contener el efecto de réplica. Esta carencia empuja, ante este trágico fenómeno en aumento, al autoacuerpamiento de la población a través de la autogestión, un autocuidado promovido sin duda y fundamentalmente por mujeres, cuestión, esta, clave. La curación por la palabra o logoterapia, el compartir desde el conocimiento que aporta este dolor que les aqueja, el acompañar sin juzgar, el modelaje no psicoterapéutico y la estructura no jerárquica son características del grupo que ayudan a “aliviar la carga”, “aliviar la culpa”.
Además de todo ello, otros temas salieron al paso: la construcción colectiva del imaginario colectivo propiamente con respecto a causas y porqués de los suicidios, así como la influencia de ciertos discursos pronunciados por determinados agentes en la construcción de dichos imaginarios
· Narrativas individuales
Entrevistamos a profundidad a los integrantes del grupo que se ofrecieron voluntarios, siguiendo una metodología de “no intervención”; así, las causas que ellos consideraban más relevantes, así como la negociación del sentido, fueron construyéndose en estos relatos situados. Vimos, como elementos comunes a estas narrativas, dos cuestiones: la necesidad de la negociación de un sentido, como dijimos, de una causa lógica (a lo que no es lógico: tradición de la santidad de la vida) que responde siempre a diversas formas de violencia estructural (cultura de la violación, rechazo paterno y materno, drogadicción…); por otro lado, la clara escisión mente-cuerpo cartesiana heredada: el cuerpo es el gran ausente; la mente es autorreferencial. Esta es una lectura entre líneas que autocontiene lo que para nosotros quizá se dibuja como causa de la desconexión definitiva con el cuerpo o suicidio: la desconexión con el cuerpo, con el sentir, con el saber y sentido que proporciona tal sentir. Siendo así, vemos cómo el abordaje de tipo narrativo-hermenéutico pone de relieve necesidades urgentes; ¿se erige desde estos discursos la posibilidad del cuerpo como sentido? Un cuerpo, un sentir-saber inhabitado; tan ajeno como cotidiano.
¿Cómo habilitar un marco de pensamiento que posibilite el concebir un cuerpo sentipensante como sentido? ¿Cómo puede, o qué papel tendría, una ciencia médica hermenéutica, humanista, en el acompañamiento y negociación de este proceso? Nos parece buen comienzo tener en consideración la narratividad en la práctica médica y todo lo que ello implica.

6. Comunicación: Sobreviviente de cáncer mama, análisis de la experiencia dolorosa y la espiritualidad. Fabiola Fuentes-Romero (Universidad Autónoma de Méjico).
Reconociendo que la dimensión existencial del dolor delimita el sentido que los pacientes dan a su vida recurriendo a la espiritualidad para recuperar la armonía entre lo biológico, psicológico, sociocultural y espiritual, se realizó el estudio con el propósito de analizar la relación entre la percepción del dolor y la espiritualidad en pacientes con cáncer de mama. Mediante un enfoque cualitativo, se realizaron entrevistas en profundidad a mujeres que fueron sometidas a una mastectomía radical unilateral por diagnóstico de cáncer de mama que fueron procesadas mediante análisis de contenido. En el caso que se presenta, las categorías de análisis identificadas fueron: experiencia del dolor (sensorial, emocional-afectivo, cognitiva), sufrimiento, visión de vida, sentido de su existencia, espiritualidad (autoconciencia, creencias espirituales, prácticas espirituales y necesidades espirituales). Al incorporar el enfoque interpretativo hermenéutico a las categorías de análisis se profundizó en la manera en que el dolor posibilita que la paciente busque el sentido de su vida a través de la espiritualidad. También se identificó que el entorno socio-familiar contribuye al afrontamiento de la experiencia del dolor, pero habrá que delimitar la influencia que se tiene al pensar en su propia muerte.




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