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XIX Semana de Ética y Filosofía Política:
NUEVAS NARRATIVAS ÉTICAS Y POLÍTICAS. Congreso Internacional de la Asociación Española de Ética y Filosofía Política
3-4-5 Octubre 2018 Ferrol (A Coruña)
Simposio 11
Nuevas narrativas éticas y políticas de nuestra relación con los animales y la naturaleza.
Coordinadoras: Isabel Balza y Marta Tafalla
Resumen: En la segunda década del siglo XXI, los informes científicos no dejan de alertar de la aceleración del cambio climático y el aumento de especies en peligro de extinción. A medida que la catástrofe ecológica se agrava, y que somos más conscientes de las relaciones entre el daño causado a la naturaleza y las formas de explotación de los animales (por ejemplo, el papel de la ganadería en la emisión de gases de efecto invernadero), consideramos cada vez más necesario repensar y proseguir la tradición filosófica de ética ecológica y ética animal. Nuestro objetivo es contribuir a fomentar estas disciplinas en nuestro país, donde no dejan de ser todavía un tanto minoritarias, a pesar de que, paradójicamente, la península ibérica va a verse muy afectada por el cambio climático: las previsiones de aumento de temperatura y cambio del régimen de lluvias son altamente preocupantes, y podrían acarrear consecuencias terribles para el país con mayor biodiversidad de Europa. Por ello queremos dedicar este simposio a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y los animales desde la ética y la política. Igualmente, queremos incorporar la perspectiva de género, que nos permite obtener una visión más panorámica de los distintos tipos de injusticias que se entrecruzan en nuestra sociedad.
Propuesta de intervenciones en tres bloques (viernes 5 entre 9 y 14 horas)
Simposio 11. I
(9:00-10:30 horas)
1. Una utopía ética desmadrada: la intervención animalista positiva en la naturaleza
Jorge Riechmann (Universidad Autónoma de Madrid; jorge.riechmann@uam.es)
2. Hacia una poliética para el Siglo de la Gran Prueba: entre el suelo (social) y el techo (ambiental)
Carmen Madorrán Ayerra (UAM; carmen.madorran.ayerra@gmail.com)
3. Estética de la naturaleza contra el negacionismo y el olvido del calentamiento global
Marta Tafalla y Núria Almiron (Universidad Autónoma de Barcelona; Marta.Tafalla@uab.es. Universidad Pompeu Fabra; nuria.almiron@upf.edu)
Simposio 11. II
(11:00-12:30 horas)
4. Narrativas artísticas emergentes y ética animal
Verónica Perales Blanco (Universidad de Murcia; vperales@um.es)
5. Apuntes para una ética feminista de lo salvaje: naturaleza, mujeres y resistencia
Isabel Balza (Universidad de Jaén; ibalza@ujaen.es)
6. Henry David Thoreau como narrador ético y científico: paisajes, animales y plantas
Antonio Casado da Rocha (Universidad del País Vasco; antonio.casado@ehu.eus)
Simposio 11. III
(12:30-14:00 horas)
7. De la Filosofía Moral a la Filosofía Política: hacia una ciudadanía inclusiva
Angélica Velasco Sesma (U. de Valladolid; angelica.velasco.sesma@gmail.com)
8. Trabajo y liberación animal en la sociedad industrial. Límites y perspectivas
Adrián Almazán Gómez (Universidad Autónoma de Madrid; adrian.almazan@uam.es)
9. Ecologismo y animalismo ventajas de la cooperación
Francisco Garrido Peña (Universidad de Jaén; fpena@ujaen.es)
RESÚMENES
1. Jorge Riechmann: “Una utopía ética desmadrada: la intervención animalista positiva en la naturaleza”
(Universidad Autónoma de Madrid; jorge.riechmann@uam.es)
Resumen: Cabe reconocer la importancia de las totalidades y los sistemas (ser holistas) en lo ontológico, y mantener no obstante el individualismo moral: son las vidas de los organismos individuales las que cuentan moralmente. Especies y ecosistemas tienen sólo un valor moral derivado. Nos importan, moralmente, los centros de sintiencia y consciencia que llamamos individuos. Pero en la naturaleza son sobre todo las totalidades las que cuentan… Aunque nuestra mejor teoría moral sea individualista (o atomista, como decimos a veces), sucede que, ontológicamente, los individuos cuentan poco -¡la realidad es sistémica, evolutiva y relacional! Nuestra mejor ontología no será individualista. (Se basará, más bien, en sistemas complejos adaptativos.)
No entender esto explica, creo, buena parte de los desencuentros entre animalismo y ecologismo –desencuentros que autoras como Catia Faria u Óscar Horta se empeñan en magnificar, cuando lo deseable en mi opinión sería lo contrario: tender puentes y buscar territorios de confluencia. El ecologismo debe ser antiespecista. Y el animalismo no debería dejarse arrastrar a las fantasías de omnipotencia y control que impregnan profundamente la cultura dominante (basadas, en última instancia, en un fundamento energético fosilista que ya se desvanece)… Necesitamos desarrollar ideas no fosilistas de liberación (humana y animal). La propuesta de una intervención animalista positiva generalizada en la naturaleza me parece una utopía ética desmadrada (fuera de madre, de la Madre Tierra en este caso: Gaia/ Gea).
2. Carmen Madorrán Ayerra: “Hacia una poliética para el Siglo de la Gran Prueba: entre el suelo (social) y el techo (ambiental)”
(Universidad Autónoma de Madrid; carmen.madorran.ayerra@gmail.com)
Resumen: Un reto insoslayable para la ética y la política es la integración de los límites en las concepciones de la vida buena contemporáneas. Es decir: la ecología, como enseñanza de los límites, ha de formar una parte central de toda propuesta ético-política que quiera decir algo sobre la organización de la vida colectiva en nuestros días. En concreto, me interesa la búsqueda y definición del espacio seguro y justo para la humanidad, limitado por el suelo social y el techo ambiental.
Para llevar a cabo esta indagación, dividiré la presentación en tres apartados. En el primero de ellos, estableceré el marco en el que nos encontramos y –partiendo de la noción de poliética que propuso Francisco Fernández Buey–: i) apuntaré a la labor de la poliética para la organización de la vida colectiva; y ii) haré referencia a las exigencias que impone el Siglo de la Gran Prueba a la reflexión poliética. En el segundo apartado estudiaré qué herramientas pueden contribuir a la delimitación de un espacio seguro y justo para la humanidad. En ese contexto, serán fundamentales la noción de necesidades humanas, así como la aportación sobre límites planetarios del grupo de Johan Rockström, y el análisis de Kate Raworth en lo que ha denominado la “economía de la rosquilla”. Finalmente, trataré de esbozar una propuesta que contemple los principios que debería observar una reflexión poliética a la altura de las circunstancias ecosociales en que nos encontramos, y señalaré algunas cuestiones problemáticas de este enfoque (que precisarían de un posterior desarrollo).
3. Marta Tafalla y Núria Almiron: “Estética de la naturaleza contra el negacionismo y el olvido del calentamiento global”
(Universidad Autónoma de Barcelona; Marta.Tafalla@uab.es. Universidad Pompeu Fabra; nuria.almiron@upf.edu)
Resumen: Los daños producidos por el calentamiento global no dejan de aumentar, y sin embargo, nuestra civilización no logra responder de forma adecuada. Aunque solo una minoría se declara explícitamente negacionista, una amplia mayoría exhibe indiferencia y despreocupación, que podríamos entender como formas de olvido. Según T. W. Adorno, el dominio se reafirma promoviendo el olvido de sus víctimas y el olvido de que la convivencia podría ser de otro modo, y así sucede con el dominio de la naturaleza y los animales causante de la catástrofe ecológica. Esta situación requiere un análisis ético, pero creemos que también estético.
Defendemos que la estética superficial de la naturaleza, predominante en nuestra civilización, es en parte responsable del negacionismo y el olvido del calentamiento global, y que articular y practicar una estética profunda contribuiría a tomar conciencia. Desde la estética superficial se concibe la naturaleza como una mera superficie, un decorado para las historias humanas, un conjunto de postales que sirven de telón de fondo para nuestros acontecimientos. En cambio, desde una estética profunda, la entendemos como una red de procesos naturales y formas de vida, lo que nos permite apreciar cómo el calentamiento global desequilibra y empobrece la naturaleza. Del mismo modo, para la estética superficial los animales no son más que objetos decorativos, mientras que una estética profunda reconoce cómo las vidas de los animales se ven dañadas por la catástrofe ecológica que estamos provocando.
4. Verónica Perales Blanco: “Narrativas artísticas emergentes y ética animal”
(Universidad de Murcia; vperales@um.es)
Resumen: En los últimos años han proliferado las producciones artísticas que abordan cuestiones vinculadas a la ética animal y la ética ecologista; hemos iniciado un importante (e inesquivable) cambio profundo que poco a poco, nos transformará a todos. El arte se hace eco de ello y despliega en sus muy diversas formas, mensajes, manifestaciones codificadas que se sitúan en el espacio real y virtual.
Tal y como afirma Lucile Desblache, “all animals have their own languages, and they leave their marks and voices on the territory, even if humans cannot hear them”. Todos los animales tienen su propio lenguaje, pero no todos tienen su propio territorio, ese espacio para poder “escribir”. Cuando reconocemos el derecho al espacio de los animales, dice Jo-Anne McArthur autora de We Animals, somos conscientes de aquello que hemos olvidado, aquello que en secreto anhelamos: to be part of an ecosystem instead of the owners of it. Esta comunicación aborda las conexiones que se establecen entre la ética animal y el uso que hacemos del espacio (en dimensiones físicas y virtuales); lo hace a través de los planteamientos artísticos de obras que atienden a dichas conexiones y aplican tecnologías y formatos de narrativa emergentes.
5. Isabel Balza: “Apuntes para una ética feminista de lo salvaje: naturaleza, mujeres y resistencia”
(Universidad de Jaén; ibalza@ujaen.es)
Resumen: Las acepciones del concepto de lo salvaje se recogen, sobre todo, en dos sentidos. El primero remite a la crueldad y la ferocidad, donde aparecen los significantes de lo caníbal o lo bárbaro; ello remite, en última instancia, a la idea de lo inhumano o la alteridad, teniendo aquí como ejemplo de salvaje la figura del homo ferus en tanto que eslabón perdido de la evolución o, ya en una interpretación generizada, el personaje de Yeahoh, la mujer salvaje peluda (Bartra, 2011). El segundo sentido de salvaje remite, a su vez, a lo silvestre, indómito o indomesticable y ha sido asociado con la naturaleza y los paisajes alejados de la civilización (Nash, 1967).
En este trabajo quiero fijarme en este segundo sentido de lo salvaje. En tanto que naturaleza indómita, lo salvaje ha sido históricamente un ámbito reservado a los varones, en su asociación con el espacio abierto. Las mujeres, por su parte, han sido relegadas al ámbito doméstico o privado y, en este sentido, su vínculo con la naturaleza ha sido el de su relación con la ornitología y la botánica dentro de los confines cerrados del hogar (Anderson, 2002). La construcción del concepto de la naturaleza salvaje como lugar de la virilidad heroica masculina construye el paisaje usando metáforas femeninas, a la vez que restringe su acceso a las mujeres. Esta articulación masculina de lo salvaje vinculada al héroe que abandona la civilización y crea nuevas relaciones con la naturaleza y sus habitantes está unida a la idea de la dominación patriarcal de la naturaleza y de los animales (Haraway, 2015).
Pero hay otro modo de vincularse con la naturaleza. Es la conexión que muestran algunas mujeres escritoras, sobre todo a partir del último tercio del siglo XX. Esta nueva relación que establecen las mujeres con la naturaleza no doméstica construye una visión femenina de lo salvaje desafiando los estereotipos tradicionales de las mujeres, el paisaje, los animales y la exploración de la naturaleza (McFarland, 2008). Desde la Primavera silenciosa de Rachel Carson (1960), la naturaleza es entendida como agente de resistencia y el concepto de lo salvaje se reconstruye integrando los intereses de las mujeres, y no ya sólo como una metáfora femenina.
Lo que este trabajo quiere analizar es cómo esta construcción femenina del concepto de lo salvaje plantea una nueva narrativa ética y política de la naturaleza y nuestra relación con los animales no humanos. Este nuevo concepto (femenino/feminista) de lo salvaje se caracterizaría por: dar voz y agencia a la naturaleza y a los animales no humanos (Le Guin, 1986), haciendo visible lo que ha estado silenciado por el sesgo patriarcal que el concepto de salvaje presenta en los relatos tradicionales (Showalter, 1981); construir un vínculo de no dominación que interconecta a las mujeres con la naturaleza y los animales; permitir la agencia de la animalidad de las mujeres, silenciada y/o denigrada en los relatos masculinos. Todo ello desde un discurso que privilegia la relación, el cuerpo, la intuición o las emociones, tal y como la ética del cuidado plantea. Para analizar esta ética feminista de lo salvaje exploraré algunos textos de Terry Tempest Williams, Sue Hubbell y Annie Dillard.
Referencias
Anderson, Lorraine & Thomas S. Edwards (eds.). 2002. At Home on This Earth: Two Centuries of U.S. Women's Nature Writing. Hanover and London: UPNE.
Bartra, Roger. 2011. El mito del salvaje. México: Fondo de Cultura Económica.
Haraway, Donna. 2015. El Patriarcado del Osito Teddy. Traducción de Ander Gondra Aguirre. Buenos Aires: Sans Soleil.
Le Guin, Ursula K. 1986. «Woman / Wilderness». En Le Guin, Ursula K. 1989. Dancing at the Edge of the World: Thoughts on Words, Women, Places. New York: Grove Press, pp. 161-164.
McFarland, Sarah E. 2008. «Wild Women: Literary Explorations of American Landscapes». En Cook, Barbara J. (ed.). Women Writing Nature. A Feminist View. New York: Lexington Books, pp. 41-55.
Nash, Roderick Frazier. 2014 (1967). Wilderness and the American Mind. New Haven and London: Yale University Press.
Showalter, Elaine. 1981. «Feminist Criticism in the Wilderness». Critical Inquiry, 8 (2), pp. 179- 205.
6. Antonio Casado da Rocha: “Henry David Thoreau como narrador ético y científico: paisajes, animales y plantas”
(Universidad del País Vasco; antonio.casado@ehu.eus)
Resumen: La obra de Thoreau como naturalista puede considerarse como ejemplo de algo infrecuente en la ciencia y la ética actuales: un narrador para quien los aspectos morales iluminan los científicos y a la inversa. Hasta mediados del siglo XIX, las ciencias naturales se alimentaban de la participación de “amateurs ilustrados” como Thoreau, pero a partir de entonces la profesionalización de la comunidad científica fue creando una brecha cada vez mayor entre expertos y legos, entre ciencias y humanidades (Walls 1995). Esta brecha puede entenderse como una hipertrofia de los aspectos explícitos del conocimiento, en detrimento de los implícitos y emancipatorios (Pilkington 2016; Yang 2003), y tiene consecuencias en nuestra manera de relacionarnos con el mundo natural. Para mostrarlo, esta comunicación examinará algunos encuentros de Thoreau con paisajes, animales y plantas, en el contexto de su ambivalente relación con la ciencia de su tiempo. El corpus investigado incluye entradas del diario correspondientes a sus últimos años de vida (1857, 1858 y 1860), en los que la profesionalización de la biología se estaba haciendo más visible en los EEUU. Se han elegido pasajes en los que se enfatiza la interacción entre elementos explícitos, implícitos y emancipatorios en la generación y transmisión de conocimiento; por ejemplo, en la cuestión de la nomenclatura científica, un tema que preocupaba especialmente a Thoreau.
Referencias
Pilkington, Olga. 2016. Popular Science as a Means of Emotional Engagement with the Scientific Community. International Journal of Science Culture and Sport 4(1), 118-125.
Thoreau, Henry David. 1962. The Journal of Henry David Thoreau. Ed. Walter Harding. New York: Dover.
Walls, Laura D. 1995. Seeing New Worlds: Henry David Thoreau and Nineteenth-Century Natural Science. Madison, WI: University of Wisconsin Press.
Walls, Laura D. (ed.) 1999. Material Faith. Henry David Thoreau on Science. Boston: Houghton Mifflin.
Yang, Baiyin. 2003. Toward a holistic theory of knowledge and adult learning. Human Resource Development Review 2(2), 106-129.
7. Angélica Velasco Sesma: “De la Filosofía Moral a la Filosofía Política: hacia una ciudadanía inclusiva”
(Universidad de Valladolid; angelica.velasco.sesma@gmail.com)
Resumen: Cuando, en el siglo XVIII, el pensamiento ilustrado reclama la libertad, la igualdad, la fraternidad o la autonomía, olvida que esos valores deben exigirse para toda la humanidad. La mayor parte de los filósofos ilustrados (con honrosas excepciones) mantienen a las mujeres en la minoría de edad, privándoles de los derechos que se reivindican como universales. Así, en la propia Enciclopedia, el concepto de ciudadano se muestra de la siguiente manera: “aquel que es miembro de una sociedad libre de varias familias, que comparte los derechos de esta sociedad y que se beneficia de estas franquicias”, añadiendo, más adelante: “no se otorga este título a las mujeres, a los niños o a los sirvientes más que como miembros de la familia de un ciudadano propiamente dicho. Mujeres, niños y sirvientes no son verdaderos ciudadanos”. No se requieren excesivas capacidades intelectuales para comprender que las mujeres constituyen el único grupo, de los tres mencionados, que es excluido de la ciudadanía por una marca corporal imposible de cambiar.
Contra estos discursos de exclusión, surgen voces que, con total coherencia, reivindican los principios ilustrados para la otra mitad de la humanidad: las mujeres. La igualdad que se reclama para todos los hombres es entendida por estas pensadoras y pensadores como igualdad entre todos los seres humanos. ¿De qué otra forma, si no, es posible entender una igualdad universal?
Las demandas de respeto no se limitan, en algunas pensadoras, al respeto entre hombres y mujeres, sino que reclaman, también, el respeto hacia los animales no humanos. Así, por ejemplo, Mary Wollstonecraft, referente fundamental del feminismo ilustrado, sostiene, en su Vindicación de los derechos de la mujer (1792), que la justicia y la benevolencia deben extenderse a toda la creación. Tras la publicación de la Vindicación, apareció de forma anónima una obra titulada A Vindiction of the Rights of Brutes en la que, de forma satírica, se trataba de desacreditar los argumentos feministas empleados por Wollstonecraft. El autor desarrolla un razonamiento por reducción al absurdo, afirmando que las tesis de Wollstonecraft podrían emplearse para justificar que los animales tienen derechos. Como sostener que los animales tienen derechos sería algo absurdo, los argumentos que emplea Wollstonecraft serían, igualmente, desechables. De esta forma, quedarían desacreditadas (en opinión del autor) las ideas feministas.
Este hecho me resulta especialmente significativo y me lleva a plantear una serie de cuestiones: ¿Por qué se han considerado absurdas la idea de que las mujeres tengan derechos y la idea de que los tengan también los animales? ¿Por qué se han comparado ambas demandas? ¿Es que existe algún tipo de vinculación entre la situación de inferioridad y dominación en la que se encuentran las mujeres y la situación de inferioridad y explotación en la que mantenemos a los animales? ¿El feminismo y el movimiento de defensa de los animales tienen algo que aportarse mutuamente o constituyen dos movimientos independientes entre los que no debe darse diálogo alguno? ¿La ciudadanía, originariamente negada a las mujeres, puede llegar a ser una categoría aplicable a los animales? ¿De qué formas la Filosofía Política completa los planteamientos de la Ética Animal? Mi comunicación se plantea, pues, como un análisis de estos interrogantes.
8. Adrián Almazán Gómez: “Trabajo y liberación animal en la sociedad industrial. Límites y perspectivas”
(Universidad Autónoma de Madrid; adrian.almazan@uam.es)
Resumen: Algunas de las voces críticas que denuncian y ponen en cuestión la posición que ocupan los animales no humanos en la sociedad industrial han comenzado a tomar como bandera la categoría trabajo. Publicaciones como Los animales son parte de la clase trabajadora o la intensa labor de Jocelyne Porcher durante los últimos años, apuntan a que una de las posibles vías de transformar radicalmente la situación actual de los animales no humanos es reconocerlos como trabajadores y, desde ahí, proceder a transformar sus condiciones en consecuencia (reconocimiento de derechos, luchas por la emancipación, etc.)
En mi ponencia exploraré algunas de estas posiciones y trataré de ponerlas en conversación con las críticas actualmente existentes a las diferentes nociones de trabajo que éstas abanderan extrapolándolas desde el mundo (animal) humano al mundo animal (no humano). Desde la crítica al esquema histórico que situaba la creación de valor y la posibilidad de emancipación en una clase obrera, pasando por las diferentes denuncias de las antropologías humanas de corte productivista que subyacen a algunas propuestas filosóficas que hacen del trabajo su centro, el objetivo será realizar un balance de hasta qué punto el énfasis puesto en el trabajo es en una estrategia política adecuada para abordar al problemática animal.
Además, y para cerrar, trataré de reflexionar sobre los límites que plantean las perspectivas de liberación animal incondicional. ¿Es metabólicamente posible, éticamente satisfactorio y políticamente factible prescindir del trabajo de los animales no humanos en todas su formas? Todos los análisis existentes parecen apuntar más bien a una respuesta negativa. Si nos tomamos realmente en serio la perspectiva de renuncia a la lotería energética que han supuesto en los últimos siglos, y suponen todavía a día de hoy, los combustibles fósiles, nos vemos obligados a echar la vista atrás y explorar las estructuras metabólicas de las sociedades premodernas. En todas ellas la presencia y la importancia del trabajo animal es central. Hay quién sugiere que esta indagación energética sería innecesaria si partimos de la base de nuevas tecnologías que sustituyeran las actividades que han sido tradicionalmente prerrogativa de los animales. Pero, de nuevo, ¿es esta idea energéticamente sostenible y políticamente deseable? Como referencia en mi discusión tomaré la propuesta de Jocelyne Porcher en su libro Vivir con los animales. Una utopía para el siglo XXI, desarrollando una exposición crítica de la misma.
Referencias:
Hribal, Jason. 2014. Los animales son parte de la clase trabajadora y otros ensayos. Madrid: Ochodoscuatro ediciones.
Porcher, Jocelyne. 2014. Vivre avec les animaux: une utopie pour le XXIe siècle. Paris: Éditions la Découverte.
9. Francisco Garrido Peña: “Ecologismo y animalismo ventajas de la cooperación”
(Universidad de Jaén; fpena@ujaen.es)
Resumen: En esta comunicación pretendo dos objetivos. En primer lugar mostrar las amplias zonas de intersección que existen objetiva y subjetivamente (percepción social y autopercepción) entre el pensamiento y la praxis ecologista y animalista. Y en segundo lugar el objetivo será identificar las ventajas teóricas y prácticas de una comprensión ecológica del animalismo y las virtudes que el animalismo puede incorporar o reforzar al ecologismo.
NUEVAS NARRATIVAS ÉTICAS Y POLÍTICAS DE NUESTRA RELACIÓN CON LOS ANIMALES Y LA NATURALEZA (11-1 JORNADA)
Balza, Isabel (Universidad de Jaén); Tafalla, Marta (Universidad Autónoma de Barcelona; marta.tafalla@uab.es)
E-mail: ibalza@ujaen.es
Nuevas narrativas éticas y políticas de nuestra relación con los animales y la naturaleza
Coordinadoras: Isabel Balza y Marta Tafalla
1. Jorge Riechmann: “Una utopía ética desmadrada: la intervención animalista positiva en la naturaleza”
(Universidad Autónoma de Madrid; jorge.riechmann@uam.es)
Resumen: Cabe reconocer la importancia de las totalidades y los sistemas (ser holistas) en lo ontológico, y mantener no obstante el individualismo moral: son las vidas de los organismos individuales las que cuentan moralmente. Especies y ecosistemas tienen sólo un valor moral derivado. Nos importan, moralmente, los centros de sintiencia y consciencia que llamamos individuos. Pero en la naturaleza son sobre todo las totalidades las que cuentan… Aunque nuestra mejor teoría moral sea individualista (o atomista, como decimos a veces), sucede que, ontológicamente, los individuos cuentan poco -¡la realidad es sistémica, evolutiva y relacional! Nuestra mejor ontología no será individualista. (Se basará, más bien, en sistemas complejos adaptativos.)
No entender esto explica, creo, buena parte de los desencuentros entre animalismo y ecologismo –desencuentros que autoras como Catia Faria u Óscar Horta se empeñan en magnificar, cuando lo deseable en mi opinión sería lo contrario: tender puentes y buscar territorios de confluencia. El ecologismo debe ser antiespecista. Y el animalismo no debería dejarse arrastrar a las fantasías de omnipotencia y control que impregnan profundamente la cultura dominante (basadas, en última instancia, en un fundamento energético fosilista que ya se desvanece)… Necesitamos desarrollar ideas no fosilistas de liberación (humana y animal). La propuesta de una intervención animalista positiva generalizada en la naturaleza me parece una utopía ética desmadrada (fuera de madre, de la Madre Tierra en este caso: Gaia/ Gea).
2. Asunción Herrera Guevara: “Nueva narrativa en nuestra relación con los animales y la naturaleza desde una idea de progreso como retroceso sustentable”
(Universidad de Oviedo; aherrera@uniovi.es)
Resumen: Nuestro imaginario moderno e ilustrado entiende el devenir de nuestra sociedad unido a la idea de progreso. Tras una breve revisión de las paradojas que han ido siempre unidas a este concepto ilustrado, examinaré, en la línea de Nancy Fraser, la respuesta al qué, al quién y al cómo del progreso. En esta propuesta me centraré en el cómo: ¿cómo conseguir un nuevo ideal de progreso libre de paradojas y que tenga en cuenta los desmanes del pasado en su relación con los animales y la naturaleza? Sólo veo una salida, retrocediendo, o como intentaré explicar asumiendo un retroceso sustentable.
3. Carmen Madorrán Ayerra: “Hacia una poliética para el Siglo de la Gran Prueba: entre el suelo (social) y el techo (ambiental)”
(Universidad Autónoma de Madrid; carmen.madorran.ayerra@gmail.com)
Resumen: Un reto insoslayable para la ética y la política es la integración de los límites en las concepciones de la vida buena contemporáneas. Es decir: la ecología, como enseñanza de los límites, ha de formar una parte central de toda propuesta ético-política que quiera decir algo sobre la organización de la vida colectiva en nuestros días. En concreto, me interesa la búsqueda y definición del espacio seguro y justo para la humanidad, limitado por el suelo social y el techo ambiental.
Para llevar a cabo esta indagación, dividiré la presentación en tres apartados. En el primero de ellos, estableceré el marco en el que nos encontramos y –partiendo de la noción de poliética que propuso Francisco Fernández Buey–: i) apuntaré a la labor de la poliética para la organización de la vida colectiva; y ii) haré referencia a las exigencias que impone el Siglo de la Gran Prueba a la reflexión poliética. En el segundo apartado estudiaré qué herramientas pueden contribuir a la delimitación de un espacio seguro y justo para la humanidad. En ese contexto, serán fundamentales la noción de necesidades humanas, así como la aportación sobre límites planetarios del grupo de Johan Rockström, y el análisis de Kate Raworth en lo que ha denominado la “economía de la rosquilla”. Finalmente, trataré de esbozar una propuesta que contemple los principios que debería observar una reflexión poliética a la altura de las circunstancias ecosociales en que nos encontramos, y señalaré algunas cuestiones problemáticas de este enfoque (que precisarían de un posterior desarrollo).
4. Marta Tafalla y Núria Almiron: “Estética de la naturaleza contra el negacionismo y el olvido del calentamiento global”
(Universidad Autónoma de Barcelona; Marta.Tafalla@uab.es. Universidad Pompeu Fabra; nuria.almiron@upf.edu)
Resumen: Los daños producidos por el calentamiento global no dejan de aumentar, y sin embargo, nuestra civilización no logra responder de forma adecuada. Aunque solo una minoría se declara explícitamente negacionista, una amplia mayoría exhibe indiferencia y despreocupación, que podríamos entender como formas de olvido. Según T. W. Adorno, el dominio se reafirma promoviendo el olvido de sus víctimas y el olvido de que la convivencia podría ser de otro modo, y así sucede con el dominio de la naturaleza y los animales causante de la catástrofe ecológica. Esta situación requiere un análisis ético, pero creemos que también estético.
Defendemos que la estética superficial de la naturaleza, predominante en nuestra civilización, es en parte responsable del negacionismo y el olvido del calentamiento global, y que articular y practicar una estética profunda contribuiría a tomar conciencia. Desde la estética superficial se concibe la naturaleza como una mera superficie, un decorado para las historias humanas, un conjunto de postales que sirven de telón de fondo para nuestros acontecimientos. En cambio, desde una estética profunda, la entendemos como una red de procesos naturales y formas de vida, lo que nos permite apreciar cómo el calentamiento global desequilibra y empobrece la naturaleza. Del mismo modo, para la estética superficial los animales no son más que objetos decorativos, mientras que una estética profunda reconoce cómo las vidas de los animales se ven dañadas por la catástrofe ecológica que estamos provocando.
5. Angélica Velasco Sesma: “De la Filosofía Moral a la Filosofía Política: hacia una ciudadanía inclusiva”
(Universidad de Valladolid; angelica.velasco.sesma@gmail.com)
Resumen: Cuando, en el siglo XVIII, el pensamiento ilustrado reclama la libertad, la igualdad, la fraternidad o la autonomía, olvida que esos valores deben exigirse para toda la humanidad. La mayor parte de los filósofos ilustrados (con honrosas excepciones) mantienen a las mujeres en la minoría de edad, privándoles de los derechos que se reivindican como universales. Así, en la propia Enciclopedia, el concepto de ciudadano se muestra de la siguiente manera: “aquel que es miembro de una sociedad libre de varias familias, que comparte los derechos de esta sociedad y que se beneficia de estas franquicias”, añadiendo, más adelante: “no se otorga este título a las mujeres, a los niños o a los sirvientes más que como miembros de la familia de un ciudadano propiamente dicho. Mujeres, niños y sirvientes no son verdaderos ciudadanos”. No se requieren excesivas capacidades intelectuales para comprender que las mujeres constituyen el único grupo, de los tres mencionados, que es excluido de la ciudadanía por una marca corporal imposible de cambiar.
Contra estos discursos de exclusión, surgen voces que, con total coherencia, reivindican los principios ilustrados para la otra mitad de la humanidad: las mujeres. La igualdad que se reclama para todos los hombres es entendida por estas pensadoras y pensadores como igualdad entre todos los seres humanos. ¿De qué otra forma, si no, es posible entender una igualdad universal?
Las demandas de respeto no se limitan, en algunas pensadoras, al respeto entre hombres y mujeres, sino que reclaman, también, el respeto hacia los animales no humanos. Así, por ejemplo, Mary Wollstonecraft, referente fundamental del feminismo ilustrado, sostiene, en su Vindicación de los derechos de la mujer (1792), que la justicia y la benevolencia deben extenderse a toda la creación. Tras la publicación de la Vindicación, apareció de forma anónima una obra titulada A Vindiction of the Rights of Brutes en la que, de forma satírica, se trataba de desacreditar los argumentos feministas empleados por Wollstonecraft. El autor desarrolla un razonamiento por reducción al absurdo, afirmando que las tesis de Wollstonecraft podrían emplearse para justificar que los animales tienen derechos. Como sostener que los animales tienen derechos sería algo absurdo, los argumentos que emplea Wollstonecraft serían, igualmente, desechables. De esta forma, quedarían desacreditadas (en opinión del autor) las ideas feministas.
Este hecho me resulta especialmente significativo y me lleva a plantear una serie de cuestiones: ¿Por qué se han considerado absurdas la idea de que las mujeres tengan derechos y la idea de que los tengan también los animales? ¿Por qué se han comparado ambas demandas? ¿Es que existe algún tipo de vinculación entre la situación de inferioridad y dominación en la que se encuentran las mujeres y la situación de inferioridad y explotación en la que mantenemos a los animales? ¿El feminismo y el movimiento de defensa de los animales tienen algo que aportarse mutuamente o constituyen dos movimientos independientes entre los que no debe darse diálogo alguno? ¿La ciudadanía, originariamente negada a las mujeres, puede llegar a ser una categoría aplicable a los animales? ¿De qué formas la Filosofía Política completa los planteamientos de la Ética Animal? Mi comunicación se plantea, pues, como un análisis de estos interrogantes.
6. Adrián Almazán Gómez: “Trabajo y liberación animal en la sociedad industrial. Límites y perspectivas”
(Universidad Autónoma de Madrid; adrian.almazan@uam.es)
Resumen: Algunas de las voces críticas que denuncian y ponen en cuestión la posición que ocupan los animales no humanos en la sociedad industrial han comenzado a tomar como bandera la categoría trabajo. Publicaciones como Los animales son parte de la clase trabajadora o la intensa labor de Jocelyne Porcher durante los últimos años, apuntan a que una de las posibles vías de transformar radicalmente la situación actual de los animales no humanos es reconocerlos como trabajadores y, desde ahí, proceder a transformar sus condiciones en consecuencia (reconocimiento de derechos, luchas por la emancipación, etc.)
En mi ponencia exploraré algunas de estas posiciones y trataré de ponerlas en conversación con las críticas actualmente existentes a las diferentes nociones de trabajo que éstas abanderan extrapolándolas desde el mundo (animal) humano al mundo animal (no humano). Desde la crítica al esquema histórico que situaba la creación de valor y la posibilidad de emancipación en una clase obrera, pasando por las diferentes denuncias de las antropologías humanas de corte productivista que subyacen a algunas propuestas filosóficas que hacen del trabajo su centro, el objetivo será realizar un balance de hasta qué punto el énfasis puesto en el trabajo es en una estrategia política adecuada para abordar al problemática animal.
Además, y para cerrar, trataré de reflexionar sobre los límites que plantean las perspectivas de liberación animal incondicional. ¿Es metabólicamente posible, éticamente satisfactorio y políticamente factible prescindir del trabajo de los animales no humanos en todas su formas? Todos los análisis existentes parecen apuntar más bien a una respuesta negativa. Si nos tomamos realmente en serio la perspectiva de renuncia a la lotería energética que han supuesto en los últimos siglos, y suponen todavía a día de hoy, los combustibles fósiles, nos vemos obligados a echar la vista atrás y explorar las estructuras metabólicas de las sociedades premodernas. En todas ellas la presencia y la importancia del trabajo animal es central. Hay quién sugiere que esta indagación energética sería innecesaria si partimos de la base de nuevas tecnologías que sustituyeran las actividades que han sido tradicionalmente prerrogativa de los animales. Pero, de nuevo, ¿es esta idea energéticamente sostenible y políticamente deseable? Como referencia en mi discusión tomaré la propuesta de Jocelyne Porcher en su libro Vivir con los animales. Una utopía para el siglo XXI, desarrollando una exposición crítica de la misma.
Referencias:
Hribal, Jason. 2014. Los animales son parte de la clase trabajadora y otros ensayos. Madrid: Ochodoscuatro ediciones.
Porcher, Jocelyne. 2014. Vivre avec les animaux: une utopie pour le XXIe siècle. Paris: Éditions la Découverte.
7. Francisco Garrido Peña: “Ecologismo y animalismo ventajas de la cooperación”
(Universidad de Jaén; fpena@ujaen.es)
Resumen: En esta comunicación pretendo dos objetivos. En primer lugar mostrar las amplias zonas de intersección que existen objetiva y subjetivamente (percepción social y autopercepción) entre el pensamiento y la praxis ecologista y animalista. Y en segundo lugar el objetivo será identificar las ventajas teóricas y prácticas de una comprensión ecológica del animalismo y las virtudes que el animalismo puede incorporar o reforzar al ecologismo.
8. Alicia Puleo García: “Filosofía ecofeminista y ética animal”
(Universidad de Valladolid; aliciahelda.puleo@uva.es)
Resumen: Algunas filósofas ecofeministas anglosajonas han manifestado fuertes reparos y hasta un claro rechazo con respecto a las formulaciones de Ética Animal que debemos al utilitarismo de Peter Singer y al deontologismo de Tom Regan, calificándolas de neo-cartesianismo liberal y negándoles todo valor emancipatorio. Por su parte, algunos defensores de los animales, han sostenido que el ecofeminismo no es un pensamiento capaz de apoyar la causa antiespecista y que ha de ser desechado por su componente “eco”. Esta descalificación rotunda se basa en el supuesto de que el ecofeminismo es homogéneo y de que no existen en él corrientes capaces de asumir planteamientos éticos sensocéntricos.
Esta comunicación busca mostrar la diversidad del Ecofeminismo y analizar aquellos aspectos que, en algunas de sus formas, dificultan el desarrollo de una Ética Animal satisfactoria. Para ello, examinaré el rostro jánico de la llamada ética del cuidado en lo que concierne a las transformaciones de nuestra relación con la naturaleza no humana y la asunción ecofeminista de una perspectiva ecocéntrica que, tras su aparente radicalismo, esconde un tradicional antropocentrismo fuerte.
No puede negarse el impacto y el interés suscitados, a partir de los años ochenta del siglo XX, por la teoría de la existencia de “otra voz” en la ética. Esta nueva perspectiva parecía, en primera instancia al menos, un instrumento teórico favorable a la revisión del trato dado a los Otros más absolutamente Otros, los animales no humanos, y así lo entendieron teóricas ecofeministas como Andrée Collard. Sin embargo, los problemas que se derivan del rechazo del universalismo ilustrado afectan también esta posibilidad. En algunas teorías ecofeministas puede observarse los problemas de un eliminacionismo que pretende abordar la revisión del trato dado a los animales no humanos sólo con una ética del cuidado que prescinde de principios y derechos. Esta asunción ecofeminista de la ética del cuidado se apoya en el holismo de las éticas ecocéntricas. Sostendré que las aportaciones de las éticas del cuidado constituyen elementos imprescindibles tanto para el análisis de los procesos de subjetivación como del androcentrismo de la cultura; sin ellas, no puede llevarse a cabo en profundidad una educación que incluya el respeto a ese Otro que es el individuo de otra especie. Sin embargo, mantendré también que el predominio de la perspectiva holista y contextualista en el ecofeminismo significa un paso atrás en la vía abierta por el principio ilustrado de igualdad. Por estas razones, desde mi posición que he llamado ecofeminismo crítico, planteo la conciliación del atomismo ético, que incluye a los animales no humanos en el círculo de la consideración moral, con una visión holista que resulta indispensable para comprender y preservar los ecosistemas de los que depende la vida de todos los seres vivos.
9. Antonio Casado da Rocha: “Henry David Thoreau como narrador ético y científico: paisajes, animales y plantas”
(Universidad del País Vasco; antonio.casado@ehu.eus)
Resumen: La obra de Thoreau como naturalista puede considerarse como ejemplo de algo infrecuente en la ciencia y la ética actuales: un narrador para quien los aspectos morales iluminan los científicos y a la inversa. Hasta mediados del siglo XIX, las ciencias naturales se alimentaban de la participación de “amateurs ilustrados” como Thoreau, pero a partir de entonces la profesionalización de la comunidad científica fue creando una brecha cada vez mayor entre expertos y legos, entre ciencias y humanidades (Walls 1995). Esta brecha puede entenderse como una hipertrofia de los aspectos explícitos del conocimiento, en detrimento de los implícitos y emancipatorios (Pilkington 2016; Yang 2003), y tiene consecuencias en nuestra manera de relacionarnos con el mundo natural. Para mostrarlo, esta comunicación examinará algunos encuentros de Thoreau con paisajes, animales y plantas, en el contexto de su ambivalente relación con la ciencia de su tiempo. El corpus investigado incluye entradas del diario correspondientes a sus últimos años de vida (1857, 1858 y 1860), en los que la profesionalización de la biología se estaba haciendo más visible en los EEUU. Se han elegido pasajes en los que se enfatiza la interacción entre elementos explícitos, implícitos y emancipatorios en la generación y transmisión de conocimiento; por ejemplo, en la cuestión de la nomenclatura científica, un tema que preocupaba especialmente a Thoreau.
Referencias
Pilkington, Olga. 2016. Popular Science as a Means of Emotional Engagement with the Scientific Community. International Journal of Science Culture and Sport 4(1), 118-125.
Thoreau, Henry David. 1962. The Journal of Henry David Thoreau. Ed. Walter Harding. New York: Dover.
Walls, Laura D. 1995. Seeing New Worlds: Henry David Thoreau and Nineteenth-Century Natural Science. Madison, WI: University of Wisconsin Press.
Walls, Laura D. (ed.) 1999. Material Faith. Henry David Thoreau on Science. Boston: Houghton Mifflin.
Yang, Baiyin. 2003. Toward a holistic theory of knowledge and adult learning. Human Resource Development Review 2(2), 106-129.
10. Verónica Perales Blanco: “Narrativas artísticas emergentes y ética animal”
(Universidad de Murcia; vperales@um.es)
Resumen: En los últimos años han proliferado las producciones artísticas que abordan cuestiones vinculadas a la ética animal y la ética ecologista; hemos iniciado un importante (e inesquivable) cambio profundo que poco a poco, nos transformará a todos. El arte se hace eco de ello y despliega en sus muy diversas formas, mensajes, manifestaciones codificadas que se sitúan en el espacio real y virtual.
Tal y como afirma Lucile Desblache, “all animals have their own languages, and they leave their marks and voices on the territory, even if humans cannot hear them”. Todos los animales tienen su propio lenguaje, pero no todos tienen su propio territorio, ese espacio para poder “escribir”. Cuando reconocemos el derecho al espacio de los animales, dice Jo-Anne McArthur autora de We Animals, somos conscientes de aquello que hemos olvidado, aquello que en secreto anhelamos: to be part of an ecosystem instead of the owners of it. Esta comunicación aborda las conexiones que se establecen entre la ética animal y el uso que hacemos del espacio (en dimensiones físicas y virtuales); lo hace a través de los planteamientos artísticos de obras que atienden a dichas conexiones y aplican tecnologías y formatos de narrativa emergentes.
11. Isabel Balza: “Apuntes para una ética feminista de lo salvaje: naturaleza, mujeres y resistencia”
(Universidad de Jaén; ibalza@ujaen.es)
Resumen: Las acepciones del concepto de lo salvaje se recogen, sobre todo, en dos sentidos. El primero remite a la crueldad y la ferocidad, donde aparecen los significantes de lo caníbal o lo bárbaro; ello remite, en última instancia, a la idea de lo inhumano o la alteridad, teniendo aquí como ejemplo de salvaje la figura del homo ferus en tanto que eslabón perdido de la evolución o, ya en una interpretación generizada, el personaje de Yeahoh, la mujer salvaje peluda (Bartra, 2011). El segundo sentido de salvaje remite, a su vez, a lo silvestre, indómito o indomesticable y ha sido asociado con la naturaleza y los paisajes alejados de la civilización (Nash, 1967).
En este trabajo quiero fijarme en este segundo sentido de lo salvaje. En tanto que naturaleza indómita, lo salvaje ha sido históricamente un ámbito reservado a los varones, en su asociación con el espacio abierto. Las mujeres, por su parte, han sido relegadas al ámbito doméstico o privado y, en este sentido, su vínculo con la naturaleza ha sido el de su relación con la ornitología y la botánica dentro de los confines cerrados del hogar (Anderson, 2002). La construcción del concepto de la naturaleza salvaje como lugar de la virilidad heroica masculina construye el paisaje usando metáforas femeninas, a la vez que restringe su acceso a las mujeres. Esta articulación masculina de lo salvaje vinculada al héroe que abandona la civilización y crea nuevas relaciones con la naturaleza y sus habitantes está unida a la idea de la dominación patriarcal de la naturaleza y de los animales (Haraway, 2015).
Pero hay otro modo de vincularse con la naturaleza. Es la conexión que muestran algunas mujeres escritoras, sobre todo a partir del último tercio del siglo XX. Esta nueva relación que establecen las mujeres con la naturaleza no doméstica construye una visión femenina de lo salvaje desafiando los estereotipos tradicionales de las mujeres, el paisaje, los animales y la exploración de la naturaleza (McFarland, 2008). Desde la Primavera silenciosa de Rachel Carson (1960), la naturaleza es entendida como agente de resistencia y el concepto de lo salvaje se reconstruye integrando los intereses de las mujeres, y no ya sólo como una metáfora femenina.
Lo que este trabajo quiere analizar es cómo esta construcción femenina del concepto de lo salvaje plantea una nueva narrativa ética y política de la naturaleza y nuestra relación con los animales no humanos. Este nuevo concepto (femenino/feminista) de lo salvaje se caracterizaría por: dar voz y agencia a la naturaleza y a los animales no humanos (Le Guin, 1986), haciendo visible lo que ha estado silenciado por el sesgo patriarcal que el concepto de salvaje presenta en los relatos tradicionales (Showalter, 1981); construir un vínculo de no dominación que interconecta a las mujeres con la naturaleza y los animales; permitir la agencia de la animalidad de las mujeres, silenciada y/o denigrada en los relatos masculinos. Todo ello desde un discurso que privilegia la relación, el cuerpo, la intuición o las emociones, tal y como la ética del cuidado plantea. Para analizar esta ética feminista de lo salvaje exploraré algunos textos de Terry Tempest Williams, Sue Hubbell y Annie Dillard.
Referencias
Anderson, Lorraine & Thomas S. Edwards (eds.). 2002. At Home on This Earth: Two Centuries of U.S. Women's Nature Writing. Hanover and London: UPNE.
Bartra, Roger. 2011. El mito del salvaje. México: Fondo de Cultura Económica.
Haraway, Donna. 2015. El Patriarcado del Osito Teddy. Traducción de Ander Gondra Aguirre. Buenos Aires: Sans Soleil.
Le Guin, Ursula K. 1986. «Woman / Wilderness». En Le Guin, Ursula K. 1989. Dancing at the Edge of the World: Thoughts on Words, Women, Places. New York: Grove Press, pp. 161-164.
McFarland, Sarah E. 2008. «Wild Women: Literary Explorations of American Landscapes». En Cook, Barbara J. (ed.). Women Writing Nature. A Feminist View. New York: Lexington Books, pp. 41-55.
Nash, Roderick Frazier. 2014 (1967). Wilderness and the American Mind. New Haven and London: Yale University Press.
Showalter, Elaine. 1981. «Feminist Criticism in the Wilderness». Critical Inquiry, 8 (2), pp. 179- 205.